martes, 19 de abril de 2011

Ella, mi heroína

Acepto que hable mal de las mujeres quien pueda olvidarse de haber tenido una madre.
Ugo Foscolo


Su historia comienza en 1913 con su nacimiento, ella, Esperanza, la más pequeña de los Sánchez junto a su hermano mellizo Mateo, desde pequeña quiso ser diferente, romper las reglas,… 80 años atrás, las cosas no eran como ahora, las mujeres eran tratadas como objetos para fines tales como criar niños; tener contento al marido o limpiar la casa.
Cuando comenzó el colegio, tubo que soportar una dura educación en la que las mujeres, al revés que los hombres, aprendían a aprender tareas relacionadas con el hogar: Coser, cocinar,…, según ella es como si desde pequeñas les mostraran como sería el resto de su vida, acostumbrándolas, haciéndoles creer que eso era lo correcto, que era su lugar en el mundo: casada y con hijos, ella siempre recordaba un día, el cual le había marcado bastante, fue un día en el que decidió dar clases de matemáticas a lo cual el profesor pertinente le respondió que una mujer no podía comprender algo tan complejo como las matemáticas y que volviera a su clase de costura a la que la sacaría más provecho.
Tras ese día mi bisabuela, comenzó a razonar el por qué de todo, pero sobre todo, intentando comprender por qué era todo tan injusto, que al fin y al cabo todos éramos personas. Desde siempre su hermano Mateo fue su protector, y le enseñaba todo lo que aprendía en sus clases como historia o lengua, el siempre defendió la idea de una igualdad entre sexos, por lo que gracias a ello mi bisabuela pudo aprender como cualquier varón de la época, incluso fue una de l@s pocas que aprendió esperanto.
Cuando cumplió la edad de 23 años, tuvo que vivir una enorme pesadilla, tal como la Guerra Civil Española, su padre tuvo que acudir a la guerra en defensa de los franquistas por obligación, incluso en una ocasión me contó que, tras la guerra, casi todas las noches su padre sufría de horribles pesadillas causadas por las vivencias y experiencias que tuvo la mala suerte de vivir.
Durante esta guerra, mi bisabuela Esperanza, se dedicó a ayudar a los enfermos y heridos de la guerra junto a su hermano el cual se convirtió en médico, fue allí dónde lo conoció a él, a mi bisabuelo, a Agustín, el cual llegó a la tienda de campaña en la que se encontraba mi bisabuela malherido, tras haber sido alcanzado por una bala en el muslo derecho, desde esa día ella fue la en cargada de limpiarle la herida y cambiarle las vendas, siempre me contaba lo que sintió al ver esos ojos azules, unos ojos que reflejaban miedo y desesperanza… Me contó lo que sintió, como se cruzaron sus miradas llevándole, según ella, a enamorarse en ese mismo instante de él.
Desde ese mismo momento, supo que Agustín sería el hombre de su vida, incluso le rezaba cada noche a dios para que se recuperara lo más pronto posible, día tas día fue creciendo el amor, hasta que un día mi bisabuelo encontró las fuerzas suficientes para decirle te quiero a la que sería su futura esposa.
De este matrimonio saldrían virios hijos entre ellos Francisca Ballesteros Sánchez, mi abuela, la cual tubo la gran suerte de tener a mi bisabuela como madre, una mujer que siempre luchó por que tanto sus hijas como sus hijos tuvieran una misma educación, una educación que ella nunca pudo tener.
Tras el nacimiento de mi padre en 1961, mi bisabuela se encargó de criarlo tanto a él como a sus hermanos/as, mientras mi abuela trabajaba duramente para sacar 7 hijos adelante y mi “abuelo” se encargaba de repartir ese dinero que mi abuela conseguía en los numerosos bares que habían en la ciudad.
Cuando mi padre cumplió 18 meses, ocurrió una cosa horrible y es que se le derramó por todo su cuerpo leche hirviendo, el cual le quemó gran parte del cuerpo, sin perder tiempo mis bisabuelos llevaron a mi padre al medico, el cual les dijo que no  se esforzaran que ese tipo de quemaduras en un bebé eran irreversibles y que de seguro no tardaría mucho en morir, pero ellos no se dieron por vencidos lo llevaron otra vez a casa y gracias a los cuidados que le dio mi bisabuela y que no se despegó de su lado ni un solo segundo, ese bebé, va a cumplir 50 años y ha tenido dos hijos; mi hermano y yo.
Mi padre siempre ha dicho el gran cariño que la tiene a su abuela, incluso más que a su madre, ya que ella desde pequeño lo educó y cuidó, al igual que su abuelo al cual lo denominaba como su único padre.
Esta es la historia de mi bisabuela Esperanza, una mujer que luchó toda su vida por un sueño que hoy en día gracias a personas como ella, se ha hecho realidad en España, la igualdad.
Ella desde pequeña, me decía que era como ella, y que tenía la misma mirada que mi bisabuelo Agustín, el cual murió el mismo día de mi nacimiento, ahora ella ya no está aquí pero se que siempre estará cuidándome, que nunca me dejará sola.
Ella era mi bisabuela, la que recibió el perfecto nombre de Esperanza,ella, mi heroína.


Esperanza Sanchez, 1913-2011
Te querré siempre visa :)

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