lunes, 18 de abril de 2011

Microrrelato del concurso CPP :)


“PUNTO DE ENCUENTRO”
El día estaba nublado, una cálida lágrima se derramaba por mi sonrojada mejilla; era Diciembre, por mucha gente que había en la calle yo sólo podía oír un gran grito, un doloroso y ahogado ruido que provenía de lo más hondo de mí ser.
Pasaba el tiempo, las agujas del reloj me parecen atletas en una carrera que parece no tener fin….Me siento en un banco y miro el móvil; nada, lo guardo, miro a mi alrededor y veo árboles, niños jugando…De repente fijé mi mirada en un lugar apartado y a la vez encantador, nunca lo había visto antes; cuando me quise dar cuenta ya estaba caminando sobre la húmeda arena del parque infantil que me separaba de aquel espacio para mí desconocido.
Parecía un lugar acogedor y decidí sentarme en un rincón apartado de la habitación, en un viejo sillón con una mesita al lado y una gran y polvorienta estantería detrás de él…Poco tiempo después apareció un hombre de ojos embriagadores, encantadora sonrisa, pelo rubio y desgreñado…el hombre perfecto para cualquier mujer de 23 años... .
-. ¿Desea algo?... preguntó.
-. ¡Sí!, dije mientras intentaba ocultar mis ojos enrojecidos por el llanto; quisiera un café con leche, una ramita de canela y aroma de vainilla. El sonrió mientras asentía, se dio la vuelta y se dirigió a la cocina…
Al rato apareció con el café en las manos y lo puso sobre la mesa, me sobresalté y lo miré fijamente. Al apartar la vista de sus increíbles ojos me pareció ver que había dibujada una cara sonriente en la espuma de mi café y, sin quererlo y de la nada, se dibujó una sonrisa en mi cara…
-. ¿Le gustó? Dijo; es que la noté triste y…,
-. ¡Sí!, gracias me agradó mucho, ¿sabe? Este lugar es encantador, es como un punto de encuentro entre la magia y la realidad.
-. ¡Sí!, yo pensé lo mismo la primera vez que lo ví, dijo aquel misterioso hombre, tengo todas mis ilusiones puestas en este sitio y espero que algún día llegue a ser un local conocido.
Hablamos durante toda la tarde e incluso después seguimos quedando en innumerables ocasiones; con cada nueva cita notaba como el dolor desaparecía dando paso a la esperanza.
Años después…
Ya no llueve, ya no siento ninguna opresión en mi pecho; me encuentro sentada en aquel parque de antaño, en aquel mismo banco, entre aquellos mismos árboles que un día me vieron llorar; me levanto…
-. ¡Vamos Alejandra!, ¡Se hace tarde!..
-. ¡Ya voy mami!, contestó una niña de ojos verdes que jugaba en el parque.
La tomé de la mano y nos dirigimos a un conocido local al otro lado del parque y famoso por sus cafés; “El punto de encuentro”
Al entrar volví a ver a ese hombre, ahora ya no era un desconocido.
Alejandra se acercó corriendo hacia él y con un efusivo abrazo le dijo:
-. ¡Hola papá!.

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